Mascarillas, libertades, temores y necedades.


Pensando en la ciencia y la conducta humana, la Biblia a veces la pega. 

"El simple todo lo cree, pero el prudente mira bien sus pasos. El sabio teme y se parta del mal, pero el necio es arrogante y descuidado" dice Prov. 14:15-16. Este es un texto al que he regresado varias veces en mi vida y en los últimos meses me viene a la memoria seguido. 

Hay momentos donde no salgo de mi asombro ante las actitudes humanas frente a la pandemia y las posiciones que considero ideológicamente irracionales.

Temor - temor al cambio, a la pérdida, a la muerte. El temor lo mismo nos lleva a la obsesión del cuido - o a tirar todo por la borda y el "porta a mí lo que pase..." o a creer cualquier teoría de conspiración que encontremos en los medios. 

Ante el repunte de casos y el clamor general de los servidores de salud que aún no hemos salido de la pandemia, que aún debemos cuidarnos, que aún debemos usar mascarilla, respetar el distanciamiento y lavarnos las manos... las personas totalmente cansadas del encierro o simplemente por necedad hacen todo lo contrario. Escuchamos de Airbnbs destruidos por fiestas, de millones de personas viajando, de personas encontrándose sin los cuidados necesarios, de turistas desaforados y en descontrol total... mientras que una mayoría esperamos pacientemente, cumplimos con las reglas y continuamos limitándonos en tantas maneras para proteger a los que amamos y si, porque también queremos el retorno a algo de normalidad. 

Entiendo el porque de las conductas humanas (bueno generalmente), pero sé que ante las presentes acciones; llegará el llanto y el crujir de dientes de los que se lamentarán haberse infectado o haber infectado a aquella persona amada - hijo, hija, padre, abuela, etc., con pre-condiciones y que prepararon (en este caso a sabiendas) el ataúd de sus muertes. 

Alguien una vez cercano, me dijo en varias ocasiones "me asombro que te asombres de lo que pasa..." y es que el asombro nace de la irrupción de una realidad no esperada - que no hace sentido - o que trasciende ese elemento cognoscitivo del sentido común. Entiendo de dónde parten las personas pero cada vez que me prueban la necedad humana de manera tan patente, no dejo de asombrarme porque rechazo este tipo de conducta.  

Los previos cierres, toques de queda y "lockdowns" se aligeran y con ellos regresaremos a estas conductas libertinas en esa búsqueda de la satisfacción de los sentidos. Si hay mucha necesidad de encuentros, de abrazos y de libre movimiento. Pero el tomar decisiones sabias, sigue siendo la regla de la sobrevivencia y la regla de la vida en comunidad.  Aunque hemos mejorado el ritmo de vacunación, suben los ingresados por COVID . Con este aumento (ahora mas en el grupo joven) regresaremos a sufrir las consecuencias de nuestra ignorancia, del egoísmo, del descuido e imbecilidad que se nos presentan plenas de irracionalidad. 

El sabio en el tiempo bíblico observó las acciones de la gente y generó reglas generales de conductas y sus resultados. Siempre habrán sus excepciones, pero al ignorar los consejos de los expertos en salud en este momento,  el necio seguirá cayendo en el hoyo, porque simplemente no quiere ver. Mientras tanto, los que no queremos caer, los que nos cuidamos, los que analizamos las noticias, los que comparamos las fuentes y vemos otras cosas, seremos indiscutiblemente arrastrados por estos que a diferencia de los que si necesitan salir a trabajar, se arriesgan a abonar el terreno de una nueva ola de infecciones y de muerte, no por necesidad sino por egoísmo. 

Todos tenemos la opción de escuchar a la Sabiduría clamar en las calles ofreciendo cordura e inteligencia para sobrevivir. Muchos seguiremos cuidándonos y confiando en el sentido común. Pero seguramente dado que estamos conectados tan profundamente y de tantas maneras, otros necios causarán el sufrimiento de muchos, como lo grita Sabiduría en Prov 1:20-33. 

Bueno, ya vente mi frustración. Respiro y espero.


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