En el Compasivo Espíritu de Dios, oro
Escuchando la noticia sobre el presidente Donald Trump enfermo con COVID 19, pensé el impacto de este evento sobre los más vulnerables profundizará la crisis que hemos estado viviendo durante los últimos cuatro años en los EUA sumergiéndonos a todos en lo desconocido. Les confieso que mi primer pensamiento fue, "que bueno, se lo merece." Trump COVID 19 positivo. La realidad contraataca Más tarde pensé en Jacob.
Después de huir de su hermano, la historia de Jacob en Génesis 32:25 se enreda con una pelea contra un "hombre misterioso". Nos quedamos perplejos ante la ambigüedad sobre la verdadera naturaleza de ese "extraño". ¿Es un demonio relacionado con su pasado, es Dios o es solo un hombre? Steven Molen comparte que la pesadilla de Jacob era el enfrentarse a un “Esaú vuelto demoníacamente fuerte”. Podemos interpretar este texto de muchas formas, pero una pregunta vino a mi mente reflexionando sobre mis propias luchas estos últimos meses. ¿Con quién estoy peleando? ¿Cuál es la naturaleza de nuestras luchas? ¿Cuáles son nuestros demonios?
En un contexto de profunda polarización de ideologías y sentimientos, las personas responden percibiendo al “otro” que piensa y actúa diferente como enemigo, enfocando la rabia, el coraje, el resentimiento, el odio en una persona o grupos. Para algunas personas conservadoras o de derecha, el ser de mente amplia, inclusivo de la diversidad, crítico del abuso de poder, del racismo estructural y la supremacía blanca, contra la violencia de género y los procesos que menosprecian a las víctimas; es ser un peligro, una persona a callar, una persona a temer o controlar, alguien a quien destruir o sea, un "otro/a demoníaco." Creo que esto también aplica a personas liberales y de izquierda.
Un grupo de amigos y amigas leyeron un primer borrador de este escrito y vi que estaban inquietos y tal vez un poco ofendidos, porque estaba centrado en por qué necesitábamos orar por nuestros enemigos y Donald Trump era mi punto de partida. Él, un hombre cuyas acciones hicieron posible la muerte de más de 200.000 personas, que expandió el cisma entre ricos y pobres, que desprecia descaradamente la dignidad de las personas de color, que miente y desafía las regulaciones, leyes y reglas, que ha puesto en peligro la democracia, que descarta el conocimiento científico ... y podemos seguir y seguir. La sola mención de su nombre fue una provocación, "el drama de nuestra vida diaria," "que de los miles que han muerto?" Aunque estos compañeros/as del camino, me ayudaron a repensar este escrito con una perspectiva más amplia sus respuestas me trajeron de vuelta la pregunta, ¿con quién estamos luchando? Más allá de Trump, el mal supura entre las costuras de nuestras relaciones humanas. Todos/as luchamos con nuestra oscuridad.
Todos estamos en un viaje para encontrar lo divino en nosotros, pero también lo humano en nosotros. Es difícil orar por aquellos que podrían odiarnos, o nos han hecho daño sabiendo que también son amados por Dios. Jesús oró por sus enemigos y nos invitó a hacer lo mismo (Mt 5: 44-48). Pero, por supuesto, Jesús es Jesús y vamos caminando a diferente ritmo y partes del viaje para convertirnos en sus seguidores. Sin embargo, creo que incluso nublados por nuestros propios defectos, confiar en el Espíritu es una buena manera de hacer las cosas. No estoy de acuerdo con el liderazgo de esta nación y batallo con mis sentimientos. No sé qué palabras usar para orar, pero el Espíritu me susurra que ore.
Como pacificadora, oro para que mi corazón no caiga presa del odio, de la falta de respeto y el desprecio hacia quienes difieren de mí mientras trato de seguir el Evangelio, compartiendo a Jesús, apoyando las luchas por la paz con justicia, exigiendo y trabajando por los cambios necesarios para asegurar los derechos y privilegios que se les quitaron a los negros y a las personas de color durante siglos. Sin disculpas, el acompañamiento a los discriminados por su género, raza, orientación sexual, diferentes capacidades, edad o condición migratoria debe continuar y los que tienen el poder deben rendir cuentas a los más pequeños.
El compromiso de seguir a Jesús en un camino de paz con justicia me lleva a lugares donde no quiero ir. No es una buena sensación. Estoy en lucha. Pero al final, cederé al Espíritu divino porque quiero mi corazón ligero y quiero ser como mi Padre, compasiva.
Oración por mis enemigos - Una plegaria de San Anselmo.
Todopoderoso y tierno Señor Jesucristo, deseo que seas bondadoso con mis amigos,
ya sabes lo que deseo para mis enemigos.
Oh Dios que escudriñas los corazones, Tú conoces los secretos de mi pensamiento. Señor, único poderoso y misericordioso, concédele a mis enemigos lo que Tú me haces desear para ellos, y recompénsame a mí. En el caso de que deseara para ellos algo contrario al precepto del amor, por mi ignorancia o debilidad, o por mi malicia, oh Señor de bondad, ni me lo concedas, ni me lo reproches.
Oh verdadera luz, ilumina su ceguera.
Oh verdad soberana, corrige su error.
Oh verdadera vida, vivifica sus almas.
Oh tierno Señor, para mis hermanos
que no sea yo ocasión de muerte, ni piedra de escándalo, ni roca para estrellarse.
Es bastante ya y más que suficiente, que sea un escándalo para mí mismo: confieso mi propio pecado.
Te pido por mis pares: que por mi causa no ofendan tu bondad, oh Señor grande y bueno. Al contrario, que se reconcilien contigo y se amiguen conmigo, según tu Voluntad, no por mí, sino por Tí.
Ese es el castigo que pido para mis pares y enemigos: amarte a Ti y amarnos nosotros unos a otros, como Tú quieres y nos conviene.
Guiados por la Caridad, que tengamos un solo corazón aceptando los deseos del Señor de todos para bien de todos.
Éste, tu pobre pecador, pide esta venganza para quienes le han deseado y hecho el mal.
Amén.
(San Anselmo)
Notas:
1. Fred Blumenthal. “Who wrestled with Jacob?” Jewish Bible Quarterly (Vol. 38, No. 2, 2010): 119-123.
2. Steven Molen. “The Identity of Jacob's Opponent: Wrestling with Ambiguity in Genesis 32:22-32” Shofar: An Interdisciplinary Journal of Jewish Studies. (Volume 11, Number 2, Winter 1993): 16-29. See also, Och, Bernard. “Jacob at Bethel and Penuel: the polarity of Divine encounter.” Judaism: A Quarterly Journal of Jewish Life and Thought, (Vol. 42, no. 2, 1993): 164-176.
Mi querida amiga, gracias por permitirme estar en esa conversación. ¡Qué edificante este escrito, retante y refrescante a la vez! Como diría mi esposos, José, "el peor castigo para quien hace sufrir es verse alcanzado por el amor de Dios..."
ResponderEliminarAmén. Pues ya tú sabes cómo una vida puede destruirse si no trabaja las cadenas y heridas ocultas a la vista, a veces hasta de uno mismo. ¡El balance entre la búsqueda de la paz con justicia y mantener el corazón limpio no es fácil! ¡Gx por acompañarme en este caminar!
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