Presidentes, Candidatos y Salud Mental
Ya faltando pocos días para las elecciones en los EUA y en Puerto Rico, este artículo sobre la salud mental de líderes nacionales afirma que ningún presidente debería asumir el cargo sin un examen de aptitud mental. Su lectura me trae un eco preocupante que mira al futuro de los EUA y su impacto global si el presidente Donald Trump es relegido incluso por un pequeño margen. Es una práctica bien establecida en las sociedad la de proporcionar una revisión psicológica del ejecutivo/a o CEO de las corporaciones, los presidentes/as de universidades y seminarios, pastores/as, misioneros/as y otros ejecutivos/as de organizaciones sin fines de lucro cuando solicitan el trabajo. Es precisamente por la naturaleza de su rol y el impacto de su proceso de toma de decisiones, así como el impacto sobre las personas que manejan o afectan, que necesitamos líderes equilibrados mental y emocionalmente en posiciones de poder. Sabemos que una enfermedad mental o emocional en sí misma no incapacita a las personas para hacer su trabajo y hay que trabajar el estigma asociado a las enfermedades mentales. Sin embargo, es importante como con cualquier otro tipo de enfermedad abordar la situación cuando así lo haga. También necesitamos tener algunos límites claros que indiquen un estado mental saludable de uno enfermo, como por ejemplo la triada oscura de la personalidad .
Cuando una persona se comporte, actúe o hable poniéndose en peligro a sí misma o a otras personas, o incite a la violencia, daño o agresión a sí misma o a otros; es hora de responder proporcionando apoyo siguiendo las reglamentaciones laborals para tales fines, o destituyendo a la persona de su cargo. Hablamos no de una simple diferencia de opiniones que resulta en conflicto, ni de un comportamiento casual o aleatorio. El poder es un arma terrible en manos de personas mental, emocionalmente inestables o con trastornos de personalidad. Desde el 2008 cuando el Dr. David Owen acuñó el término, 'síndrome de hubris' para identificar conductas enfermizas en ciertos líderes sabemos que esperar. Estas conductas incluyen la prepotencia, tener ideas fijas preconcebidas, rechazar posturas que no sean afines a sus ideas, conducta narcisista, inflexibilidad, percepción de que los demás son inferiores, creerse llamados/as a realizar grandes obras y mostrar tendencia a la grandiosidad, a la omnipotencia siendo incapaces de escuchar, mostrándose impermeables a las críticas y sobre todo aferrándose enfermizamente al poder. Así que ya conocemos que algunos trastornos se han relacionado con la adicción y las percepciones del poder.
El público en general y las Asociaciones Médicas, Psiquiátricas y Psicológicas deben presionar al Congreso en los Estados Unidos para que apruebe una regulación de la ley de adecuación mental y emocional para todos los cargos públicos. Lo mismo se aplica también a Puerto Rico. ¡Supongo que si se hace algo como esto (poco probable en un futuro cercano), muchos servidores públicos, desde el que asuma la gobernación pasando por senadores y representantes, y secretarios gubernamentales hasta los alcaldes se verán obligados/as a dejar sus trabajos o recibir tratamiento! Aun cuando esto sea “soñar con pajaritos preñados” es una tarea que a la larga beneficiará a nuestra sociedad. Quizás con un liderato mas saludable, nuestro pueblo estará mejor guiado. ¡Dios! ¡Realmente necesitamos trabajar en la urgente revisión de nuestras estructuras políticas!
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